Conozca el teléfono celular del futuro: transparente y flexible

14 11 2011

A través de los ojos de Tomás Palacios, profesor del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), el futuro es demasiado claro: la electrónica será flexible, transparente y ubicua.

«Los dispositivos electrónicos que tenemos hoy en día son bastante convencionales: son bloques sólidos que no se pueden doblar y que no dejan pasar la luz. La electrónica del futuro va a cambiar totalmente su aspecto, va a ser ubicua, va a estar en todas partes», le dijo el docente a BBC Mundo, desde su despacho en la universidad estadounidense.

Palacios nació en la provincia de Jaén, en el sur de España. Estudió Ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Madrid; hizo el doctorado en la Universidad de California y, desde 2006, es profesor de Ingeniería Electrónica y Ciencia de la Computación en el MIT.

«Tengo un grupo de 20 estudiantes y doctores que trabajan en electrónica avanzada. Estamos intentando averiguar cómo podemos hacer ordenadores más rápidos y teléfonos celulares que se conecten a internet a mayor velocidad», indicó el profesor.

Para poder fabricar teléfonos celulares transparentes y flexibles, es necesario conseguir materiales que sean muy baratos y que consuman poca energía.

Grafeno

Con eso en mente, Palacios y su equipo están probando un nuevo material que se llama grafeno, el cual está compuesto por un solo átomo de espesor. Eso lo hace el material más delgado que existe.

Otra de las cualidades del grafeno es que es uno de los mejores materiales para la electrónica: los transistores de grafeno funcionan hasta cien veces más rápido que los transistores de silicio.

Se trata, de acuerdo con Palacios, del material más resistente que se conoce -es cinco veces más duro que el acero- y del mejor conductor térmico y eléctrico.

Además tiene una propiedad muy importante: es transparente y flexible.

«Lo estamos utilizando para la fabricación de nuevos dispositivos electrónicos y circuitos. Uno de lo que tenemos en mente es un teléfono móvil que sea flexible, que lo podamos tener doblado y cuando queramos usarlo, lo extendemos sobre la mesa o alrededor de la ropa», señaló el profesor.

Palacios advierte que su equipo no es el único que está tratando de desarrollar la revolucionaria tecnología. Empresas líderes de la telefonía celular están en la lista.

Sin embargo, de acuerdo con el investigador, no existe un material perfecto, incluso el grafeno tiene desventajas.

Lea: El grafeno… ¿un material milagroso?

«En nuestro grupo creemos que es importante desarrollar mecanismos que permitan la fabricación de chips híbridos que integren grafeno con otros semiconductores más tradicionales como el silicio o el nitruro de galio».

«Por ello, aunque los transistores de grafeno son más rápidos que los del silicio, no se pueden utilizar todavía en microprocesadores, pues consumirían demasiada energía».

Grafeno
Ubicuidad

Señales de un cirtcuito eléctrico de grafeno desarrollado por el MIT. Foto: Donna Conveney, MIT News Office
Los transistores -componente fundamental de la electrónica- que son hechos de grafeno son muy rápidos.

Si ya nos parecía que la tecnología había invadido cada rincón de nuestras vidas, el profesor del MIT tiene una visión:

«Si queremos que la electrónica nos siga ayudando en el futuro, creemos que es importante dotar de componentes electrónicos a prácticamente todos los objetos de la vida diaria», indicó.

De acuerdo con Palacios, los conceptos que se han usado para fabricar mejores dispositivos electrónicos no siguen siendo útiles. «Ya llegamos al límite de la electrónica convencional», aseguró.

La apuesta del futuro es por la electrónica ubicua: estar conectados a internet y con los demás en todo momento.

«Queremos que la libreta de notas tenga un componente electrónico que le permita comunicarse con nuestro teléfono móvil y transmitir automáticamente la información que escribamos. O cuando miremos por la ventana, que el cristal tenga electrónica transparente que nos permita saber qué temperatura hay afuera, cuál es el pronóstico del clima o si estamos recibiendo una llamada telefónica. O que el vaso de papel en el que nos sirven el café en la cafetería, tenga electrónica que nos dé las noticias del día», dijo el investigador.

Palacios también visualiza anteojos con sensores médicos que nos avisen si tenemos fiebre o si nos va a dar gripe.

«Estamos trabajando en un proyecto para crear una cámara de visión nocturna, es decir, que seas capaz de ver durante la noche como si fuera de día», señaló el profesor.

Este es sólo un bosquejo de cómo podría ser el mundo, en los próximos años.

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Así será la ciudad inteligente del futuro

30 10 2011

En 2007 el número de personas que vivía en las ciudades superó por primera vez a los habitantes de las zonas rurales. Hace un siglo solo existían 16 núcleos urbanos con más de un millón de habitantes. Actualmente existen 450 ciudades de más de un millón de habitantes en el mundo. De hecho, cada semana un millón de personas se muda a una zona urbana. Y, por si fuera poco, se calcula que el 75% de la energía del mundo se consume actualmente en las ciudades, y que los edificios urbanos consumen el 42% de toda la energía que se genera en el planeta. Además, en sus carreteras los atascos de tráfico tienen un coste del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) de toda Europa.

Estas apabullantes cifras, expuestas ayer en Málaga ante la audiencia del congreso EmTech Spain organizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y su revista Technology Reviewy, no dejan lugar a dudas: es urgente renovar las ciudades, convertirlas en urbes «inteligentes» (smart cities, en inglés) y sostenibles. En este sentido, Ryan Chin, del grupo de investigación de Ciudades Inteligentes del MIT Media Lab, ha llegado a la conclusión de que la baja eficiencia energética, el tráfico, el uso que se lleva a cabo del suelo urbano y las emisiones de dióxido de carbono son los principales problemas de las ciudades del siglo XXI.

Para solucionarlos lidera el desarrollo de un nuevo sistema denominado Mobility on Demand (Movilidad a la Carta), que permitirá a los futuros usuarios trasladarse por la ciudad «libremente» a través de una red de vehículos eléctricos, ligeros y apilables, los CityCars, que podrán utilizar simplemente recogiéndolos en las estaciones de carga, y circularán en la ciudad a una velocidad máxima de 50 km/h. Así se evitará también el problema del aparcamiento, más grave de lo que solemos pensar si tenemos en cuenta que «el 40% de la gasolina usada en las áreas urbanas se consume mientras aparcamos», como destaca Chin, partidario de eliminar los vehículos particulares.

Los científicos del MIT MediLab han iniciado una colaboración con el consorcio empresarial Hikiro, de Bilbao/Vitoria, para fabricar los primeros CityCar en industrias españolas. «En 2012 tendremos 20 prototipos; será el concepto del automóvil integrado en el ecosistema», anunció ayer Chin.

Viviendas y ciudades monitorizadas

Si los vehículos jugarán un papel clave en las urbes futuras, no serán menos importantes las viviendas. «La gente debería vivir y trabajar en la misma ciudad, tenemos que pensar en cada ciudad como un ente autónomo», afirmaba Chin. Desde ese punto de vista, en el MIT están desarrollando la CityHome, una vivienda que se puede personalizar, dotadas de módulos transformables que se convierten en salón, dormitorio, sala de fiestas, oficina o gimnasio, según las necesidades de cada momento. Además, los edificios que MIT Media Lab concibe para el futuro incorporarían un «dispensador» de vehículos eléctricos, granjas urbanas para autoabastecerse de frutas y verduras, etc.

Por su parte, IBM está centrando sus esfuerzos en la monitorización, como explicaba Juan Antonio Zufiria, presidente ejecutivo de la compañía en España, Portugal, Grecia e Israel. Entre los casos de éxito, Zufiria destacaba los sistemas de gestión de tráfico inteligente que están implantando en Estocolmo, reduciendo en un 20% los atascos. O el caso de Singapur, donde se ha conseguido que «los autobuses tengan tanta precisión
como los trenes». En cuanto a la seguridad urbana, Zufiria mencionó el caso de Richmond, que hace cinco años era la quinta ciudad más peligrosa de EEUU, y en los dos últimos años ha pasado a ocupar el puesto 99 en la lista gracias a la monitorización.

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